La última Regata de Austral Incuba, esas ya tradicionales jornadas de entrenamiento para potenciar y consolidar los proyectos acelerados por la incubadora, tuvo un invitado especial.
Este intenso programa de nombre náutico, haciéndole honor a la capital de Los Ríos y a la aventura de emprender, contó con la activa participación de David Fonseca, vicepresidente de Velocity, de la Texas Research & Technology Foundation. Fue su segunda visita a la región, luego de su paso en diciembre pasado, entonces como director de Programas Globales de la Asociación Internacional de Innovación y Negocios (InBIA, por sus siglas en inglés).
No por nada se trató de una Regata Premium, a la que accedieron los emprendedores de Elite Genomics, Biofungi y Beerly, además de Nanoxplas y Aeroponics en sesiones personalizadas. A esto se sumaron encuentros previos con los ejecutivos y emprendedores de los Centros de Desarrollo de Negocios (CDN) de Valdivia, La Unión y Puerto Montt. Una completa agenda organizada por Austral Incuba, incubadora de negocios de la Universidad Austral, apoyada por Corfo.
¿Qué destacarías de las actividades que realizaste estos días en el sur de Chile?
Esta experiencia ha sido muy positiva, muy productiva. Por la manera en que estructuramos los últimos días, fueron de alto impacto, ya que primero nos reunimos con los líderes de los Centros de Desarrollo de Negocios de Puerto Montt, La Unión y Valdivia, y lo que hicimos fue la transferencia de una metodología proveniente de Canadá, que lleva once años en el mercado y está en veinticinco países. Sin embargo, es la primera vez que la traemos a Latinoamérica, pues a través de dicha metodología creemos poder ayudar a los emprendedores de mejor manera.
Luego nos dirigimos directamente a los emprendedores en cada ciudad. El grupo más pequeño fue de aproximadamente 16 personas y llegamos hasta las 25, a quienes les transmitimos uno a uno la metodología, y en caso de querer profundizar en alguna de las herramientas podían dirigirse a los CDN. De tal modo, creo que esto fue de alto impacto y estoy muy feliz con el resultado.
¿En qué consiste la metodología que se compartió?
La metodología se llama Wendy Kennedy INC. (WKI). Se está utilizando en grandes universidades como Purdue, Texas A&M y en muchas corporaciones, al igual que en Tech Fort Worth en Dallas. Soy un fiel creyente de esta metodología, me certifiqué hace cinco años y le comenté a la dueña y fundadora de la compañía que de pronto era importante traerla a este sector del mundo.
Lo que hace esta metodología es tratar de encontrar el valor de comercialización de una idea, de un producto, de un proceso, de un servicio. Por ende, la idea es, de manera colaborativa con el emprendedor, descubrir cuál es ese valor antes de que él invierta más tiempo, energía y dinero en esa idea. A nivel global el mundo del emprendimiento apunta a que nosotros juntemos a las personas para que se colaboren y se genere lo que llamamos en inglés colisión, para que entre ellos se colaboren, y de este modo la metodología facilite herramientas por medio de un asesor, con el fin de que los emprendedores trabajen conjuntamente y encuentren ese valor. Es el primer acercamiento que tenemos en Chile, estamos en este momento yo diría a un 95% de cerrar en México, donde estaremos en octubre. Esperamos podernos expandir un poco más aquí en Chile.
¿Esta metodología puede ayudar a reducir las tasas de fracaso de los emprendimientos en fase temprana?
De acuerdo, si tú miras la tasa de fracaso a nivel global es de 94% el primer año en cualquier startup y en los primeros tres años baja como a 75%. Pero lo que vemos es que gente que se incuba en incubadoras de negocios, a esa moneda le da la vuelta y el 87% sobrevive. Esos son indicadores de la Asociación Internacional de Innovación y Negocios que llevan diez años haciéndole seguimiento a estos datos. La razón de por qué pasa esto es debido a que metodologías como éstas existen. En el caso de WKI, está estructurada en tres puntos: ¿Y qué? ¿A quién le importa? ¿Por qué tú? Así, se parte de qué es la idea, el producto o servicio, luego se revisa para quién es, qué industria o mercado se quiere alcanzar, y finalmente encontramos el por qué creemos que el emprendedor puede ejecutar esa idea.
¿Cuál es el valor que puede tener traer esta metodología al sur austral, un punto alejado del centro, de la capital?
Hemos sido afortunados de entablar una relación muy buena y saludable con Austral Incuba. Su líder, Macarena, ha sido muy enfática en poder llevar la visibilidad de esta zona a nivel global y, por ende, tener acceso a mejores redes. A pesar de que estoy de acuerdo en que Chile es un país de pronto centralizado, esta metodología tiene gran interés por llegar a zonas rurales donde el emprendimiento creo que es un poquito más fuerte, en el sentido de cerrar brechas, por lo que el acercamiento con Austral Incuba tiene que ver también con esto y me encanta, porque es una entidad que está dispuesta a tomar riesgos y a traer metodologías probadas al sur de Chile.
¿Cómo visualizas que esta incubadora pueda apoyar desde el sur no solo a emprendimientos regionales, sino que también de Santiago y de escala nacional e internacional?
Es muy válido desde el punto de vista de que geográficamente, por lo que he logrado entender y aprender -estuve aquí anteriormente en noviembre-, esta zona tiene una ubicación muy especial y única. Por ende, existen de pronto empresas que tienen el potencial de poder explotar unas ideas muy únicas para el resto del mundo, y el hecho que haya una entidad que pueda prestar ese apoyo por medio de mejores prácticas y esté conectada a redes internacionales, es clave para que pueda haber ese desarrollo para esas ideas. Ahora, cuando yo vengo veo que es un proceso serio, un proceso estructurado y me percato que hay gente comprometida y no están cerrados a lo que hay hoy en día, sino que están abiertos a aprender más, y creo que eso es una parte primordial en esta industria, porque es tan cambiante y tan dinámica, tan disruptiva, que tienes que estar siempre buscando qué es lo que pasa después. Hace cinco años no sabíamos qué era aceleración, qué era un coworking space, no hablábamos de ángeles inversionistas, porque es un tema dinámico y sigue moviéndose. Esa es la importancia de ser inclusivo.
¿Cuándo partió Velocity, cuáles son sus objetivos?
La historia de Velocity es muy particular porque viene financiada por una organización que ya lleva 35 años, que es la Fundación de Investigación y Tecnología en Texas, una organización que más o menos ha invertido 60 millones de dólares en 32 compañías en Texas y adicionalmente ayuda a organizaciones de emprendimiento, es como el Corfo de Texas. Pero esta organización tiene un parque investigativo y quería hacer algo muy innovador, entonces cuando reclutan a los ejecutivos de Velocity, nos piden que hagamos algo completamente nuevo y lo que nos imaginamos fue un distrito de innovación donde no solamente prestamos el inmueble, por decirlo así, porque son 12 acres con muchos edificios, sino que también queremos armar un fondo global donde nos enfocamos en las biociencias, biotecnología y ciber security, todo con el propósito de proporcionar al emprendedor independencia por medio del emprendimiento porque creemos que de ahí nace la prosperidad global.
Suena un poco romántico, pero es cierto, si una persona puede generar su propio emprendimiento, puede contratar gente y esa gente puede gastar dinero y crear trabajos indirectos e inducidos. Entonces, en términos de desarrollo económico, creo que nuestra misión es poder ayudar a cuantos empresarios o emprendedores lo requieran, sin necesidad de siempre invertir con ellos. Acá nos reunimos con aproximadamente cinco clientes de Austral Incuba y en muchos de ellos no vamos a invertir, sin embargo nos comprometimos a ayudarlos y los estamos ayudando. Velocity es una fundación nueva que recibe aproximadamente 20 millones de dólares de una fundación ya existente con el propósito de crear un distrito de innovación en Texas y traer compañías globales. No queremos que las compañías se muevan necesariamente a Estados Unidos, sino que se expandan hacia allá, porque queremos que el desarrollo económico también se mantenga en países como Chile.
¿Cómo valoran el perfil especializado de Austral Incuba, justamente en biociencias y biotecnología?
Siempre digo que Dios tiene muy buen sentido del humor, porque cuando nosotros entablamos una buena relación con Austral Incuba y con Macarena hace muchos años atrás, nunca nos imaginamos ver esta ola que se venía y, cuando tomó este nuevo rol y nos acercamos un poco más a esta líder explicando lo que estamos tratando de hacer, ella me dice que es exactamente lo que acá están haciendo, por lo que vimos una oportunidad gigante. Creo que si lo hubiéramos planeado no hubiera salido tan bien.
¿Qué denominadores comunes pudiste identificar en los incubados que conociste?
Creo que el factor común -y yo cuando hago este tipo de viajes no necesariamente doy conocimiento, sino que aprendo mucho- es que ellos me han enseñado mucho a mí en el tema de sostenibilidad, lo que me da mucha esperanza por un mejor futuro para este planeta. Muchos de ellos están trabajando en emprendimientos de alto impacto, y no necesariamente sueñan con ser el próximo Facebook o venderse a nivel público, sino que quieren esa sostenibilidad. Nos reunimos con Nanoxplas, que es una compañía que lidera Loreto Mendoza, su CEO, y ella muy asertivamente decía: yo quiero generar sostenibilidad y que la gente piense diferente acerca de los plásticos, quiero que los plásticos sean biodegradables, quiero dejar una huella en el mundo, no necesariamente quiero que mi compañía se venda, sino que quiero esa escalabilidad y ser parte de ella. Entonces creo que el factor común de lo que pudimos ver son personas comprometidas con el medio ambiente, personas que quieren un mejor Chile para mañana y yo creo que, al final del día Chile lo hacen las personas y los ciudadanos. Vamos a poder abrir canales de escalabilidad por medio de ciertas metodologías como las que hemos presentado y otras que también se vienen. Ojalá podamos traer un poco de redes, porque al fin y al cabo es importante acercar a los seres humanos y ver cómo nos conectamos para podernos ayudar.
¿Qué te ha llamado la atención del ecosistema emprendedor del sur de Chile?
Haría énfasis en que cuando uno habla de un ecosistema emprendedor hay dos tipos de personas: los que apoyan y los líderes, y es importante entender que los líderes son los emprendedores. A todas las personas que lean esto, me gustaría invitarlas a que se hagan parte de este ecosistema y si son emprendedores, lideren, porque realmente hay muchas entidades que están ahí para apoyarlos y todos estamos en el mismo negocio, el cual es que ese emprendedor surja, porque si surge todos ganamos, porque hay más desarrollo económico y creo que las regiones de Los Ríos y Los Lagos tienen mucho potencial para crecer.